Claro Que Depende Del Contexto, ¿O No?: Aproximaciones Teóricas y Prácticas del Contextualismo Funcional
Autor: Campomanes Cusi, Italo Xavier
¿Cuántas veces te has resistido a dar una opinión sobre alguna situación porque "faltaba contexto"? Es probable que un par, y es probable que lo hayas hecho muchas veces más si es que perteneces al campo de la psicología. En efecto, somos los famosos "depende", o aún más completo: "depende del contexto". Solemos utilizar esta frase para decir que faltan aún más datos para poder emitir un juicio, es decir, "nos hace falta saber el contexto". ¿Pero exactamente a qué nos referimos cuando hablamos de esto? Por otro lado, ¿es descabellado pensar que la información que nos brinda este será relevante para comprender el comportamiento/la situación? Claro, de lo contrario no lo solicitaríamos tanto, ¿verdad? En los próximos párrafos intentaré dar respuestas a estas interrogantes y abordaré su implicancia en la psicoterapia.
Antes de ir de lleno con el propósito de esta lectura, detengámonos a reflexionar sobre el comportamiento del hombre, pues, será de vital importancia para entender las siguientes anotaciones. Entonces, ¿qué es conducta? "Conducta eres tú" (Freixa, 2003), pero ya, en serio —aunque sí es así—. Conducta es cualquier acción que realiza un organismo, pero ojo, toda conducta la realiza el organismo completo, no una parte u órgano. Cuando dicen que, por ejemplo, el cerebro explica el porqué nos comportamos como nos comportamos; lo que hacen es caer en una “falacia mereológica” (Bennett y Hacker, 2005), que significa adjudicar a la parte (el cerebro) atributos psicológicos que, en realidad, pertenecen al todo (el ser humano en su conjunto). Como veíamos líneas arriba, todo es conducta, los verbos representan una acción —una conducta—, desde caminar hasta pensar. Ambos siguen siendo comportamientos, solo que algunos no son visibles para todos y otros sí. Cualquiera puede ver si caminas, pero solo tú "puedes ver" si estás pensando. Por eso, Freixa (2003) sostuvo que "la única diferencia entre las dos modalidades está en su carácter público versus su carácter privado, exterior versus interior". Los hechos internos (conductas privadas) “no son hechos mentales y no son causas de la conducta, sino conductas a explicar” (Garcı́a et al., 2006).
Pero estas conductas de las que hablamos no suscitan en la nada, sino que tiene que existir en un espacio, por decirlo de manera sencilla, tiene que ocurrir en un lugar. Asimismo, tiene que haber alguna razón para que ocurran y tiene que haber una explicación de por qué ocurren. Para explayar este apartado es necesario hablar del contextualismo funcional, en este el comportamiento humano y las experiencias mentales se entenderán en términos de su contexto funcional (Barnes‐Holmes et al., 2001). El corazón de esta postura es la conducta en curso en su contexto, es decir, toda actuación será interdependiente de su contexto —histórico y actual—. La conducta y el contexto se definirán mutuamente, como dijo Ortega y Gasset (1914), “yo soy yo y mis circunstancias”. Supongamos que Juan se mudó a vivir a Perú, pero antes vivía en la Isla Contingencia, y que en esta isla el semáforo en rojo significaba "permiso para cruzar". Juan, una vez en su nuevo país, se propone a cruzar la pista donde transitan los carros. El semáforo se puso en rojo, este cruzó, y para sorpresa de nadie, fue atropellado.
Primero, ¿por qué cruzó cuando el semáforo estaba en rojo? Porque él había aprendido que esa era la señal para cruzar. Luego, ¿para qué cruzó cuando el semáforo estaba en rojo? Para evitar ser atropellado. Este ejemplo resulta fácil de entender, pero en el campo más estricto de la psicología puede que la explicación sea un poco más compleja; no obstante, es una aproximación ejemplar, me parece. Lo que acabamos de hacer es una especie de análisis funcional contextual, el cual incluye el papel funcional de los significados, las creencias, las reglas y consecuencias previstas por el entorno. Contexto es, entonces, la suma de los aprendizajes de vida y la situación actual.
Hagamos un poco de énfasis en "la historia de vida" para que quede más claro. Imagina que tres sujetos son expuestos a una rosa. El primero, se pone triste; el segundo, dibuja una sonrisa en su rostro; y el tercero, se molesta. ¿Cómo es posible esto? La rosa es la misma, lo que no es lo mismo son las tres personas. El primero describió a su ex enamorado con otro, justo cuando le llevaba una rosa; el segundo, acababa de celebrar un aniversario más con su esposa, a la que le regaló un ramo de rosas; y el tercero, tenía una jefa explotadora que lo despidió sin pagarle su liquidación, la cual siempre tenía una rosa en su despacho. La relación entre los estímulos y lo que se siente es arbitraria, construida en la vida personal. Constantemente creamos redes de significados, no solo porque "lo vivimos", sino también por los mensajes escuchados en casa, las influencias sociales y las valoraciones culturales vividas y transformadas según las relaciones verbales tejidas en su historia.
Como ya vimos, el contexto son las circunstancias actuales y la historia del individuo, y nunca será generalizable a diferentes individuos o circunstancias, pues, cada uno es un "mundo aparte". Si queremos abordar de mejor manera la problemática del cliente, tendremos que observar y analizar cuidadosamente cómo interpreta la realidad ese individuo. Esto es lo más importante: cómo la interpreta el mismo sujeto, en base a sus aprendizajes obtenidos a lo largo de su vida. El análisis psicológico debe centrarse en el contexto del individuo.
En el campo de la psicoterapia, el terapeuta deberá rastrear la experiencia particular de cada uno de sus consultantes para entender su comportamiento. Mayormente, el cliente llega a sesión porque tiene una conducta problemática: "algo que quiera resolver". Lo que debemos hacer es identificar qué conducta es y cuáles son las variables que la mantienen ahí. Como mencioné, lo que hagamos dependerá del contexto —historia y situación actual—, bajo esta idea, la habilidad del profesional estará en dilucidar cuáles son las contingencias que mantienen los comportamientos problemáticos. Por ejemplo, Julio llega a consulta con el problema de que no puede dejar de revisar el celular de su enamorada. Podríamos preguntarnos que por qué lo hace, y probablemente dirá que por inseguridad: "hago esto porque soy inseguro", pero esto no explica nada. Ahora, reformularemos la pregunta, cambiaremos el "¿por qué?" por el "¿para qué?". Le preguntamos, entonces, que para qué revisa el celular de su enamorada. A lo que este responderá: "me llegan pensamientos de que me es infiel, mis manos empiezan a temblar, reviso el celular y como no veo a ningún chico en sus conversaciones, comienzo a sentirme mejor". En efecto, aquí importa la función que tiene la conducta, en este caso, revisar el celular tiene la función de disminuir el malestar asociado a los pensamientos sobre la supuesta infidelidad.
En la terapia debemos establecer y trabajar hacia objetivos claros, el éxito se medirá por los cambios de comportamiento del consultante que reflejen estos objetivos, no solo por cambios internos o comprensiones. Para ello, podemos abordarlo bajo varios tipos de terapias, sobre todo, las terapias conductuales contextuales, estas abarcan una serie de terapias que empezaron a ser notables a principios de la década de 1990 (Álvarez, 2006), tales como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) (Hayes et al., 1991), la Terapia Dialéctica Conductual (DBT) (Linehan, 1993) y la Psicoterapia Analítica Funcional (FAP) (Kohlenberg y Tsai, 2021)
A mi entender, ACT es una opción más que viable para varios consultantes que desean ver cambios a corto o mediano plazo en sus vidas. Bajo esta terapia, los pacientes son motivados a abandonar cualquier interés por las verdades literales o lógicas de sus razonamientos y, en cambio, se les invita a ajustarse a sus intereses personales, viviendo de acuerdo con lo que les funciona y según lo que ellos quieran para sus vidas. Asimismo, si queremos ver si esta intervención psicológica funciona, debemos apuntar a los cambios conductuales, pero no importa el cambio de creencias o sentimientos, importa aquí la forma de actuar. Es decir, si el consultante está caminando hacia sus valores. No buscamos que el cliente se sienta bien, sino que, independientemente de su estado emocional o los pensamientos que lo acompañen, pueda seguir actuando conforme a lo que este valore en su vida. El terapeuta tendrá que, centrándose en la experiencia del cliente, confrontarlo constantemente con lo que está haciendo y la utilidad que esto tiene para él.
De momento, y por todo lo mencionado anteriormente, el contextualismo funcional se presenta, a mi parecer, como una alternativa prudente a los otros modos aún vigentes de entender el comportamiento humano. Claro que depende del contexto, cada sujeto actuará conforme a a) las redes de significados que ha formado a lo largo de su vida, b) y a la situación actual. ¡En efecto, eres el "depende del contexto", felicidades!
Referencias Bibliográficas
Álvarez, M. P. (2006). La terapia de conducta de tercera generación. EduPsykhé: Revista de Psicología y Psicopedagogía, 5(2), 159-172. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2147830.pdf
Barnes‐Holmes, Y., Hayes, S. C., Barnes‐Holmes, D., & Roche, B. (2001). Relational frame theory: a post-Skinnerian account of human language and cognition. Choice/Choice Reviews, 39(04), 39-2482. https://doi.org/10.5860/choice.39-2482
Bennett, M. R., & Hacker, P. M. (2005). Philosophical Foundations of Neuroscience. Philosophical Investigations, 28(2), 193-196. https://doi.org/10.1111/j.1467-9205.2005.00251.x
Freixa, E. (2003). ¿Qué es conducta? Revista internacional de psicología clínica y de la salud, 3(3): 595-613. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=33730310
Garcı́a, A., Bujedo, J. G., Pérez-Fernández, V., Gutiérrez, M. T., & Bohórquez-Zayas, C. (2006). Hace 50 años tenía 50 años [Fifty years ago he was fifty years old]. Acción Psicológica/AccióN PsicolóGica, 4(1). https://doi.org/10.5944/ap.4.1.488
Hayes, S. C., McCurry, S. M., Afari, N. y Wilson, K. (1991). Acceptance and commitment therapy (ACT). A manual for the treatment of emotional avoidance. Reno, Nevada: Context Press.
Kohlenberg, R. J., & Tsai, M. (2021). FAP, Psicoterapia analítica funcional: creación de relaciones terapéuticas intensas y curativas.
Linehan, M. M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline personality disorder. Nueva York: The Guilford Press.
Ortega y Gasset, J. (1914). Meditaciones del Quijote. Madrid: Editorial Espasa-Calpe.